El Ochenta, un enclave idílico en Torrelodones, dónde disfrutar de una sensacional cocina de temporada

En sus dos ubicaciones, una en Torrelodones y otra en Majadahonda, nos aguarda una rotunda propuesta gastronómica de corte tradicional que derrocha sabor y saber hacer

Ana S. Diéguez

Maravillosas recetas caseras

Acogedor. Agradable. Especial. Visitar El Ochenta es siempre sinónimo de desconexión. Un restaurante con alma y esencia, que nos deleita en cualquiera de sus dos ubicaciones, con una cocina protagonizada por los mejores productos frescos de temporada.

Una propuesta gastronómica en la que nunca faltan maravillosas recetas caseras, que elaboran siempre a fuego lento y con mucho cariño para que cada visita a El Ochenta sea sinónimo de disfrute.

En esta ocasión nos desplazamos al local emplazado en la localidad madrileña de Torrelodones. Un bonito caserío, que data del año 1935 y que han reformado íntegramente, para que podamos adentrarnos de lleno en la esencia de El Ochenta.

Un enclave perfecto para disfrutar en cualquier momento del día. Aperitivos, comidas o cenas, que se disfrutan en un ambiente tranquilo y relajado.

El Ochenta sea sinónimo de disfrute

En nuestra primera visita a El Ochenta, comenzamos compartiendo su famosa milhojas de Ensaladilla rusa, cremosa con oliva, pan caresatu y tartar de atún.

Un llamativo comienzo, que nos condujo a la sabrosa alcachofa confitada con jamón y foie. Una delicia en toda regla que desembocó en unas espectaculares zamburiñas a la plancha, que compartieron protagonismo con unas fabulosas almejas gordas a la marinera, que invitan a mojar en su untuosa salsa. Súper recomendables.

Continuamos con un esplendido bacalao con alioli de miel de caña al horno con toque de salmorejo que nos enamoró de inmediato. Un producto de primera que preparan con esmero y que está a la altura de los paladares más exquisitos.

De las carnes, nos decantamos por un lomo alto en versión chuleta, sin hueso, que acompañamos con unas ricas patatas fritas coronadas con unos coloridos pimientos de Padrón. Un magnífico homenaje que culminó con su deliciosa tarta de queso.