Paseando por el madrileño barrio de Chamberí, nos topamos con una grata sorpresa gastronómica a la altura del número veintisiete de la calle Juan de Austria.
Un restaurante que abrió sus puertas en la década de los ochenta, gracias a la iniciativa del matrimonio formado por Antonio De Pedro y Sagrario Meño.
Con la ilusión de arrancar un auténtico asador con la esencia de antaño, Antonio y Sagrario, se trajeron piedra a piedra de Aldeacorvo, su pueblo segoviano, un antiguo horno de pan donde desde entonces asan cochinillos y corderos con mucho cariño y saber hacer.