Existen restaurantes con encanto y sin duda, Picones de María es una buena muestra de ellos.
Un coqueto espacio, a escasos metros de la madrileña Plaza de Castilla, que cuenta con apenas seis mesas cuidadosamente montadas para que disfrutemos plenamente de una velada absolutamente inolvidable.
Elegantes manteles, bonitas vajillas y un servicio atento y sumamente profesional, nos adentran en el universo particular de Picones de María.
Un restaurante sencillo, con alma de casa de comidas, donde cocinan siempre a fuego lento y con mucho amor.
Los grandes protagonistas de su apetecible carta son siempre las mejores materias primas. Una carta estacional que parte de excepcionales productos de temporada que nunca defraudan.