La ventaja de los mini platos es que nos permiten probar un montón de opciones de la carta sin morir en el intento, y proseguimos con las hamburguesitas, de bisonte y de ciervo, que son una auténtica maravilla y que acompañamos de unas riquísimas patatas fritas caseras.
También sucumbimos a los encantos del falso risotto de setas y trufa, que compartió protagonismo con la magnífica parmentier trufada con foie y huevo a baja temperatura, dos platos que harán las delicias de los amantes de la trufa. Aromáticos y repletos de sabor, nos llevaron a Perú de la mano del ceviche casero de nuestro cocinero, como aparece en carta.
Equilibrado, refrescante y con ese acertado punto picante, nos hizo viajar a la tierra natal de Fidel con cada bocado.
Sin duda un lugar que merece la pena conocer, cocina muy rica y sitio agradable. Sin duda Francisco lo está haciendo muy bien.